La línea del río
Esta obra nace a partir de la participación en la Expedición Imaginarios del Río realizada por Taller Flotante junto con la Municipalidad de Paraná entre el 21 y 29 de septiembre de 2018 entre Victoria (Entre Ríos) y El Dorado (Misiones). ¿Qué nos devuelve el río? ¿Qué es aquello que depositamos en el río? Construcciones colectivas, espacios de libertad, silencio, ruidos densos de deseo. ¿Qué es lo que arrojamos al río? ¿Qué es lo que nos devuelve? Mirar en el río lo que nos insinúa, lo que nos despierta. Ñandérecó, nuestros sueños. Un río en el que se propaga el sonido, en el que viaja el grito en el viento, actúa sobre él y lo deforma. Flotar, dejarse llevar por la corriente en el conflicto de mantenerse siempre despierto, alerta en lo urgente, entrando en la corriente y saliendo para revisitar los encuentros. Transitar el territorio y sus conflictos como el río atraviesa el territorio. Mantener la tensión, flotante, de la modificación constante del paisaje, sostenidos en la construcción colectiva. En esta tensión, el horizonte se presenta como conflicto, como espacio en disputa, somos el río. Nuestra comunidad nos atraviesa, el territorio como espacio de desarrollo de los pueblos nos atraviesa. El color somos nosotros. ¿Qué colores nos atraviesan hasta el punto de ser parte de ellos? ¿Qué de nuestro tejido social se funde en nuestros paisajes? ¿Dónde termina el paisaje y comienza la comunidad? Son algunas de las preguntas que surgen cuando aparece en una misma paleta de colores nuestra tierra hecha cuerpo cromático. Ser río, ser color de isla, nos hace pensar en cuál de todos ellos me siento abrigado, cuál me atraviesa para construirme comunidad. El concepto de soberanía cromática nos permite pensarnos a nosotros a través de nuestro paisaje, sin verlo como un objeto simple a ser intervenido o reflejado. ¿Qué nos devuelve el río? Pensar qué nos devuelve es pensar qué depositamos. Qué lugar ocupa en nuestra cotidianeidad. ¿Desde dónde vemos el río? Nacer en la Ciudad de Buenos Aires se convierte en una imagen difusa de río donde lo peor sucede. El río de la Ciudad no es accesible, sólo es visible para las altas torres o algunos kilómetros de costa en la zona norte cercano al aeropuerto. El río aparece así mediado por la ciudad, sólo es posible acceder a través de ella, con sus edificaciones y vallados. Nuestra relación con la naturaleza aparece mediada y delimitada, no es libre.